Internet a altísima velocidad

Mientras muchos españoles “disfrutamos” de conexiones de entre 1 y 3 megas de descarga a través de conexiones ADSL (según la CMT estas son las conexiones más populares en España), la web se mueve a pasos agigantados. En la última conferencia SuperComputing 2008 se hizo el anuncio oficial de la nueva velocidad récord de transferencia de datos a través de la red: se trata de la para nada despreciable tasa de 114 Gigabits por segundo.

Las aplicaciones que permitieron este desarrollo fueron diseñadas en conjunto por un grupo californiano de científicos, CALTECH, que provee del diseño tecnológico de redes a CERN, el equipo encargado de poner en marcha el Gran Colisionador de Hadrones, también conocido como “La máquina de Dios” diseñado para conocer, entre otras cosas, la composición última de la materia.

Tecnología aplicada

Esto se pudo lograr a través de diferentes aplicaciones de última generación que permiten la transferencia de datos a grandes velocidades. Una de ellas es la FDT (Fast Data Transfer), una aplicación escrita en Java que permite transferir grandes cantidades de datos en paquetes de gran tamaño para que pueda generarse una tasa de transferencia importante.

Otras aplicaciones van en el mismo sentidos, para almacenar datos en discos virtuales o permitir que se envíen paquetes de datos de tamaños enormes para transferir informaciones en tiempos récord.

Altas velocidades

La velocidad que alcanzaron los ingenieros y especialistas involucrados en el proyecto permite transferencias de hasta 14 GB por segundo. Esto es equivalente a, por ejemplo, poder intercambiar 7 películas de dos horas en formato AVI en un segundo, o transferir un disco de 250 Gigas en solo 17 segundos… Impresionante, ¿no?

Obviamente, este tipo de tecnología no estará disponible al público por mucho tiempo: años, tal vez décadas, tal vez nunca. Por ahora, es inimaginable un ordenador personal con capacidad para tamaña velocidad de transferencia, y si bien sería útil, tampoco es imprescindible. En España, todavía, deberíamos aspirar a que todos pudiéramos tener un acceso más o menos digno a la banda ancha.

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