Revista eMule
Publicar en línea sobre cosas que suceden en línea es normal, y de hecho todos lo hacemos. Pero publicar fuera de línea, en lo que algunos llaman “el mundo real” -categoría un poco anticuada- lo que pasa en línea, no es tan frecuente. Tal es, sin embargo, el propósito de la revista eMule, del grupo editor francés ID Presse, que ha lanzado una publicación en papel enteramente dedicada al programa de la mula y al P2P en general.
En momentos en que el gobierno español pretende criminalizar las descargas, se publica una revista con información y datos respecto del P2P, con manuales, guías, tutoriales, noticias y otras cosas útiles para utilizar clientes y software de intercambio.
De acuerdo al grupo editor, no había salido antes una revista dedicada al P2P porque, en realidad, no tiene buena prensa. Claro que hablan de la prensa “oficial” o comercial, puesto que la prensa alternativa, los blogs y otro tipo de publicaciones en línea no condenan el intercambio sino que todo lo contrario, lo fomentan y ayudan. Según los editores, “casi toda la industria, una gran mayoría gubernamental y una minoría de artistas consideran todavía que esta imagen casi infantil es un engaño, una máscara que disimula con escaso éxito la ignominia del pirateo internacional; eMule será una mula “roja”, referencia de todas las mafias”.
Negocio o ideal
Ahora, esto de rasgarse las vestiduras por el intercambio libre entre usuarios, y los programas y toda la cuestión, en una revista que cuesta 2 euros, editada por un grupo comercial y que tiene los derechos reservados de la publicación y contenidos, no encaja demasiado.
“Queda prohibida toda reproducción incluso parcial, de los artículos e ilustraciones que aparezcan en la `Revista Emule`”. Está claro: el problema es entre mundo real y mundo virtual. Si confiamos en la libre circulación de contenidos, en la expresión sin fronteras, en el intercambio entre usuarios, y mantenemos esta filosofía… podemos hacerlo, en realidad, mientras no nos cueste nada. Porque imprimir una revista, diseñarla, distribuirla, y todo lo demás, cuesta dinero. Probablemente mucho más que un blog, o un sitio especializado.
Libre pero no gratuito
Hemos aprendido -y hay muchos artículos en referencia a esto en este mismo blog- que lo que el movimiento software libre predica no es la gratuidad de los programas, sino que el código en que están escritos debe ser abierto, visible a todo el mundo, y modificable. El problema es que lo impreso no puede -o no quiere- regirse por las mismas normas de libertad que pretende lo digital, y tiene la idea ya anticuada de que el contenido puede pertenecer a una persona o grupo editorial. Esto no se parece en nada al libre intercambio.
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